Se llevó a cabo el encuentro internacional organizado por El Colegio Mexiquense, el Instituto Mora y el CIGA de la UNAM; se puso énfasis en el periodo 1943-1961.
Los casi veinte años que funcionó en México la Oficina de Estudios Especiales, creada por la Fundación Rockefeller y el gobierno federal, con una presencia muy importante en el Estado de México, fueron determinantes para impulsar la agricultura intensiva a partir de la investigación y la formación de investigadores, la mecanización del campo, así como la introducción de semillas mejoradas y de nuevos cultivos, lo que permitió que el campo respondiera a las necesidades alimentarias de los habitantes de las ciudades en un tiempo clave para la urbanización y la industrialización del país, entre 1943 y 1961.
En el inicio del coloquio internacional «La Oficina de Estudios Especiales y la Revolución Verde 80 años después», organizado por El Colegio Mexiquense, el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se analizaron los 18 años en que se dieron cambios profundos para la agricultura mexicana, los cuales siguen presentes hoy de manera polémica por las posiciones a favor y en contra del modelo intensivista que terminó por cubrir la mayor parte del mundo.
Netzahualcóyotl Luis Gutiérrez Núñez, profesor-investigador de El Colegio Mexiquense y uno de los organizadores del coloquio, así como del seminario interinstitucional «La Revolución Verde: una mirada global 80 años después», que realiza una actividad mensual con participantes de distintas partes del mundo, presentó la ponencia «La OEE y la investigación agronómica en México, 1941-1961 (y su legado)».
El historiador consideró que la Oficina de Estudios Especiales, instalada en México en plena segunda guerra mundial, coadyuvó a la construcción de un modelo científico agronómico que se puede rastrear hasta la actualidad, pues sin ser la única instancia que buscaba el cambio en la producción de granos básicos, sus modelos tuvieron participación relevante en la configuración de la geografía de la agricultura intensiva actual, por ejemplo con los campos trigueros del Valle del Yaqui, en el centro de México y en América Latina.
El investigador puso énfasis en que dicha labor es importante para pensar cómo se fueron construyendo los flujos de bienes alimentarios que modificaron la relación entre el campo y la ciudad en México en las décadas de los cuarenta a los sesenta.
Propuso un análisis en dos periodos, el de instalación de la OEE y los primeros trabajos, y el de la consolidación, durante los cuales se buscó, primero, mejorar la producción y el abasto de alimentos, y después se dio una territorialización del trabajo de dicha oficina, en cuya etapa inicial se trabajó con maíz, trigo, frijol, líneas de investigación, estudios de botánica, fitotecnia, suelos y fertilizantes, y luego con la mecanización.
También en el segundo periodo se dio una etapa de expansión con una serie de campos experimentales, con Texcoco, en el Estado de México, como el eje, en un proceso de cambio de su política científica y se insertó en la Secretaría de Agricultura y Ganadería, así como en las políticas desarrollistas.
Gutiérrez Núñez ofreció numerosos datos en su análisis, se refirió al gradual involucramiento de los estados en la configuración de las agendas científicas, el trabajo de la OEE respecto del algodón, café y alfalfa, el cambio de las maneras de alimentación de la población mexicana, la multiplicación de actores políticos y científicos, así como la socialización de la investigación.
En la ponencia inicial, Diana Méndez Rojas, del Instituto Mora, hizo un análisis amplio de la formación de instituciones que se dio con la presencia de la OEE así como de investigadores, y en respuesta a una pregunta de los asistentes al coloquio detalló aspectos de la nacionalización de la OEE a partir de 1961, año a partir del cual se dio una disminución de los apoyos de la Fundación Rockefeller y un aumento de los que daba el gobierno federal, así como el esfuerzo de destacar el papel mexicano en la Revolución Verde, cuyo inicio se quiso ubicar en Asia.
El coloquio dedicó su segunda mesa los intercambios Estados Unidos-México-América Latina, con las exposiciones de los investigadores Marianna Fenzi, de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, y Timothy Lorek, del College of Saint Scholastica, con la moderación de Viridiana Hernández, de la Universidad de Iowa; la tercera abordó el gran tema del conocimiento y la modernización, y cerró este miércoles con la mesa dedicada a conexiones y actores, con expositores de la Universidad de Harvard, la Universidad Católica de Chile, la Universidad Nacional de Costa Rica y el CIGA de la UNAM..
Comunicado de prensa 009/2023
Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, Estado de México, 2 de febrero de 2023.