El historiador Sebastián Rivera Mir participó en el ciclo «El entorno social contemporáneo» con avances del proyecto de investigación en el que participa y cuyo objetivo es hacer un observatorio de la lectura.
El ecosistema del libro en el Estado de México -formado por editoriales, librerías, bibliotecas, salas de lectura y lectores- está completamente desvinculado, aun cuando hay esfuerzos valiosos de los actores que lo conforman y experiencias exitosas, que son aisladas, de lo cual es un ejemplo el hecho de que apenas hay una librería por cada 149 mil habitantes.
El historiador Sebastián Rivera Mir, profesor-investigador de El Colegio Mexiquense, participó en el ciclo de conferencias «El entorno social contemporáneo. Reflexiones desde las Ciencias Sociales», con la exposición de los avances del proyecto de investigación «El ecosistema del libro en el Estado de México. Hacia un observatorio de la lectura», en el cual participan estudiosos de diversas instituciones y forma parte de los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) del Conacyt.
Informó que en 2022 se realizaron cuatro encuentros y los 20 integrantes del equipo trabajaron en ferias del libro, bibliotecas, con profesores, lectores, libreros, bibliotecarios y editores, de suerte tal que lograron un diagnóstico de los principales problemas del ecosistema al hacer que los actores expusieran problemas, logros y dificultades, mientras que 2023 será un año de intervención en el ecosistema.
Rivera Mir advirtió de que el ecosistema enfrenta desafíos y tiene variables complejas, además de muchas amenazas que reducen la bibliodiversidad, y detalló que el objetivo es construir un observatorio a partir de lo que viven y dicen los actores sobre sus necesidades, para saber hacia dónde va el ecosistema, poniendo al lector en el centro.
En sesión moderada por Carmina Vivero Domínguez, investigadora especial de estancia postdoctoral Conacyt, el expositor aseguró que el ecosistema del libro en la entidad presenta falta de relación y diálogo entre los actores, además de que en el país se parte de un piso muy bajo, debido a que los promedios de libros leídos en 2020 y 2021 fueron apenas de 3.4 y 3.7, y más por el tipo de lectura, concentrada en libros de autoayuda y recetarios.
Detalló que la producción editorial por empresas e instituciones en la entidad está liderada por la UAEMéx, con 146 títulos publicados en 2022; la Secretaría de Cultura y Turismo publicó 84, el editor Juan Carlos Ramírez Herrera 104 y El Colegio Mexiquense, 30, cifra que lo coloca entre los diez primeros de 18 editores, que produjeron en total 209 títulos.
Rivera Mir compartió información muy diversa que incluyó datos de Diablura Ediciones, de carácter autónomo, que tiene en su haber tres ediciones de la novela de Alonso Guzmán Los geranios y la nieve, lamentó que se publique muy poca poesía, habló de la editorial Cebollas Agrias, de Ecatepec, que produce libro-objeto, y se extendió en ejemplos valiosos de producción, venta (incluso en el transporte público) y fomento a la lectura en los espacios más disímbolos, como un mercado público, por ejemplo.
Cuestionó a las plataformas digitales por quedarse con buena parte de la ganancia y de la producción, subrayó el papel de los pequeños editores como barrera contra la piratería, la creciente presencia femenina en el mundo de la edición -es el caso de Eterno Femenino Ediciones, de Texcoco- y dio datos de los formatos en que se lee, liderados todavía por el libro impreso, en dónde se lee (principalmente en la casa y muy poco en las bibliotecas), dónde consiguen los libros los lectores (sobre todo en la librería) y el tiempo de lectura a la semana (casi la mitad de los lectores dedica entre dos y cuatro horas).
En el Estado de México hay alrededor de 17 millones de habitantes y 125 municipios, pero apenas 119 librerías, es decir, una por cada 142 mil habitantes, aunque hay casos exitosos, como el de la librería de viejo Maqroll, de Texcoco, que vende en todo el país e incluso en el continente; hay 674 bibliotecas, 81 salas de lectura, 85 mediadores, 49 con diplomado terminado, 7 coordinadores regionales, y 27 municipios con salas de lectura.
En el Valle de Toluca hay bibliotecas distribuidas uniformemente en zonas de baja y alta marginación, pero las pocas librerías están en donde no hay marginación, pues se localizan sobre todo en el centro de Toluca, donde se ubican los servicios culturales.
El investigador aseguró que se debe reformular lo que se ha venido desarrollando en términos de alternativas respecto de librerías y se refirió al caso de Navegui, ubicada en un mercado de Nezahualcóyotl, que vende libros para niños, al tiempo de recuperar la bibliodiversidad, presentó ejemplos de portadas de los libros de los años treinta, resultado del trabajo editorial del poeta Horacio Zúñiga, y mencionó la Biblioteca Enciclopédica del Estado de México editada por Mario Colín.
Puso otros ejemplos, como el del taller-biblioteca La Chispa, en Toluca; las cinco librerías que hay en Tejupilco, la gran afluencia de hasta 30 mil visitantes a centros culturales y librerías en Valle de Bravo, y destacó la falta de investigación especializada, por lo que hay que fomentarla.
Recomendó el podcast El ecosistema del libro en el Estado de México, que tiene ya ocho capítulos, y admitió que nunca se había leído tanto como hoy, por el éxito de las redes sociales, pero cuestionó que ese tipo de lectura no necesariamente genere reflexión.
Comunicado de prensa 027/2023
Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, Estado de México, 25 de abril de 2023.