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El libro presenta una retrospectiva del proceso que desembocó en la creación del sistema político clientelar que suplió a los comicios como fuente de legitimidad del poder al reemplazar la
El libro presenta una retrospectiva del proceso que desembocó en la creación del sistema político clientelar que suplió a los comicios como fuente de legitimidad del poder al reemplazar la normalidad democrática por una gestión abocada a convertir las respuestas públicas en apoyos sociales. Analiza la relación de mutuo interés que se establece entre candidatos y votantes, en el marco de una democracia que, por el lastre de un pasado autoritario reciente o por haber entrado en fase temprana de descomposición a causa de sus contradicciones, puede llegar a ser de naturaleza pragmática y patrimonial, al regirse por criterios de pertinencia y adhesión que favorecen el reclutamiento y la manipulación. Propone conferir a la referida noción de clientela un mayor valor explicativo y una connotación sociológica más rica y compleja.
Ofrece una amplia reflexión metodológica para precisar qué es una base social de apoyo electoral y cómo puede ésta en su propia integración adaptarse a los procesos de marginalidad e informalidad causados por el modelo de crecimiento económico urbano-industrial. Se bosqueja además, el escenario social en el que, por efecto de la redistribución de las oportunidades de desarrollo, quedaría minado el terreno para el aprovechamiento político de las demandas y la obtención de la rentabilidad electoral en la atención de las necesidades; asimismo, se recuentan los usos políticos de la pobreza y hace un acercamiento a un tema actual y complejo , asumiendo que no es factible enfrentar el desafío democrático en México sin visualizar la magnitud del dilema implícito en el atraso y las carencias de su población.
Finalmente retoma la idea central del trabajo y enfatiza que no basta que las elecciones sean ahora creíbles y que la legitimidad que de ello resulta se traduzca en mayor estabilidad y en equilibrios duraderos; se trata, también, de que la gente se beneficie del ejercicio del poder y que éste acredite ser un real factor de justicia distributiva, al grado de lograr una reivindicación de derechos ampliados que, al atender a necesidades emergentes y nuevos compromisos, bien podría trasladar la democracia electoral al plano social.
El autor enfatiza en que la democracia no sólo debe verse como un método con reglas y cauces para conferir atribuciones y asignar tareas, sino como el medio para fortalecer la vida cívica local y revalorar al gobierno doméstico. Además plantea que si uno de los mayores obstáculos a la gestación de una nueva cultura política lo representa el clientelismo, que en la época del partido dominante trajo consigo el manejo discrecional del aparato público, combatirlo debe ser el punto de partida para contrarrestar la herencia autoritaria, empezando, desde luego, en el terreno electoral, pero extendiéndose enseguida a los otros espacios donde el fortalecimiento del estado encamina el debilitamiento de la sociedad.
INTRODUCCIÓN: DEBER Y PODER. REFLEXIONES EN TORNO A LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL
ENTRE LA INEVITABLE INERCIA Y LA DELIBERADA CONTINUIDAD
CLIENTELISMO Y COMPETENCIA. LA DEMOCRACIA ENTRE POBRES
LA ARTICULACIÓN DE LO SOCIAL Y LO PÚBLICO, UNA OPCIÓN A LAS PRÁCTICAS CLIENTELARES
DE LA DISPUTA POR LA NACIÓN A LA DISPUTA DE LAS CLIENTELAS
RETOS Y RIESGOS DE LA NUEVA DOMOCRACIA MEXICANA
Referencias Específicas